Alcohol y ciclo menstrual en verano: lo que deberías saber antes de brindar

Estamos en pleno el verano y con él las ganas de celebrar, de disfrutar del buen tiempo, de los conciertos, festivales, terrazas, fiestas mayores y reencuentros con amigas.
El cuerpo pide salir, socializar… y muchas veces, también una copa de vino, una cerveza bien fría o incluso un cóctel. Pero, ¿ya sabes lo qué pasa cuando esa copa coincide con la menstruación? ¿Y si justo estás ovulando o en plena fase premenstrual?

Hoy quiero hablarte sobre la relación entre el alcohol y el ciclo menstrual, porque lo que tomamos —y cuándo lo tomamos— puede influir más de lo que imaginamos en cómo nos sentimos, tanto física como emocionalmente.

Hormonas y alcohol: una combinación delicada

El ciclo menstrual está gobernado por dos grandes protagonistas: los estrógenos y la progesterona. Estas hormonas no solo regulan la ovulación y la menstruación, sino que también afectan nuestro estado de ánimo, energía, sueño y apetito. El problema es que el alcohol interfiere directamente con ese equilibrio hormonal.

Por ejemplo, el alcohol puede aumentar los niveles de estrógenos, sobre todo cuando se consume de forma regular. Esto puede sonar bien si solo te fijas en los efectos a corto plazo (más sensación de bienestar o euforia), pero a la larga, este exceso puede traducirse en ciclos irregulares, más inflamación y más síntomas premenstruales. Además, se ha observado que la progesterona disminuye con el consumo de alcohol, especialmente durante la fase lútea, justo antes de la regla. ¿Te suena sentir más ansiedad, más insomnio o más irritabilidad esos días? El alcohol puede amplificar todo eso.

¿Y el dolor menstrual? ¿Me lo alivia o me lo empeora?

Seguro que hay quien recurre a una copa de vino como relajante cuando tiene molestias menstruales. Al principio, puede parecer que ayuda. El alcohol tiene un efecto sedante momentáneo. Pero lo que muchas veces no se cuenta es que también aumenta la producción de prostaglandinas, unas sustancias que provocan las contracciones uterinas que causan los cólicos. Así que, lejos de aliviar, el alcohol puede empeorar el dolor unas horas después.

Además, el alcohol promueve la retención de líquidos y puede intensificar la sensación de hinchazón que ya de por sí muchas sentimos durante esos días.

Verano, calor… y más impacto del alcohol en el cuerpo

Lo interesante (y preocupante) es que nuestro cuerpo no metaboliza igual el alcohol durante todas las fases del ciclo. Durante la fase ovulatoria y la premenstrual, somos más sensibles a sus efectos: nos embriagamos más rápido y las resacas son más intensas. Si a esto le sumas el calor del verano y la deshidratación, los efectos se amplifican todavía más.

También hay estudios que han observado una relación entre el consumo de alcohol y la intensidad del síndrome premenstrual. De hecho, el riesgo de tener un SPM más fuerte aumenta un 45 % si bebes de forma moderada, y hasta un 79 % si el consumo es alto.

¿Y si bebo de forma habitual?

A largo plazo, el consumo frecuente de alcohol puede alterar por completo la regulación del eje hormonal. Esto significa que puede haber ovulaciones menos regulares, fases lúteas más cortas o incluso ausencia de regla (amenorrea). También puede afectar la fertilidad y agravar problemas como el dolor pélvico crónico o condiciones como la endometriosis.

En un artículo que leí hace poco sobre el alcohol durante las fiestas navideñas, se explicaba cómo muchas mujeres, después de días de celebraciones, experimentaban retrasos en la regla, más dolor o cambios en su estado de ánimo. Y lo cierto es que en verano pasa algo muy parecido: muchas pequeñas celebraciones encadenadas pueden tener un impacto importante en cómo nos sentimos durante el ciclo.

¿Qué podemos hacer?

No se trata de no brindar nunca más ni de eliminar por completo el alcohol de nuestra vida. Pero sí es importante escucharnos más y aprender a observar cómo reacciona nuestro cuerpo. Puedes hacerte preguntas como:

  • ¿Cómo me siento al beber durante la ovulación?
  • ¿Qué efecto tiene una copa durante la regla?
  • ¿Me afecta al sueño, al dolor, al humor?

También puedes ir apuntando estas sensaciones en una libreta o diagrama menstrual (puedes descargártelo gratis “aquí“) para ver patrones. Y si sabes que vas a salir, prueba a alternar con bebidas sin alcohol, cuidar mucho la hidratación, priorizar alimentos antiinflamatorios (como los ricos en omega-3), y no beber con el estómago vacío.

Al final, el alcohol es un factor más dentro de un estilo de vida que puede cuidar —o desregular— nuestro sistema hormonal. Y en verano, con tanto estímulo social, merece la pena recordarlo.

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